Existe en nuestra sociedad algo peor que no querer ser madre. Pensar y, sobre todo, decir que ha sido un error haberlo sido. Donath recopila y analiza con agudeza 23 testimonios de mujeres que aseguran haberse arrepentido de haber sido madres. Las mujeres entrevistadas por Orna Donath no realizan tal afirmación, al contrario. Lo que emerge de la lectura de sus entrevistas es que de lo que se arrepienten es de no haber podido vivir sus vidas como realmente las hubieran querido vivir. Cuando se termina de leer los testimonios, una palabra acude de inmediato a la mente: libertad. La libertad de cualquier persona de vivir la vida como la quiera vivir y no de acuerdo con las convenciones ni las presiones de determinados ambientes ni de sus parejas. Porque ser madre, aunque todavía cueste asumirlo, no es una obligación.
Éstas son las nueve cosas que yo nunca haría. Pedir la carne bastante hecha El cocinero neoyorquino Anthony Bourdain lo cuenta en sus 'Confesiones de un chef': los restaurantes destinan los peores trozos de carne a los clientes que la piden muy hecha. De la Conchimbamba y a importe de oro. Cuando no te gusta algo de lo que lleva un plato, mejor pedir otra cosa. Y si no te gustan muchas cosas, quédate en tu casa, pide cuentas a tus padres por no haberte enseñado a comer como Dios legado o espabila de una vez, que ya no tienes 10 años. Acudir a fumar o al baño cuando no toca Las saliditas a fumar o al baño deben hacerse siempre en momentos en los que no interrumpan el ritmo de la comanda o del servicio. Si vas antiguamente de empezar a comer, hazlo después de haber pedido para que no se retrase el proceso por tu culpa.
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