Un compañero de departamento, acababa de dejarme en el Pierre Elliott Trudeau, el aeropuerto internacional de la ciudad. Suerte que me acompañó en su bien preparado 4x4, de lo contrario, no hubiese podido llegar. Estaban cerrando las carreteras y los mensajes de la montada, pasaban de recomendar no circular, a prohibirlo. La previsión era que los primeros vuelos, despegarían con entre cuatro días y una semana de retraso. Llamé a mis padres para explicarles lo que ocurría y quedé en contactar de nuevo con ellos en cuanto tuviese confirmado el vuelo de regreso a Madrid. La situación parecía realmente grave. Me giré y me encontré cara a cara con un chico.
El precio que pide no es casual: No lo hago con esa efecto, pero en la vida todo puede pasar. Parece que hay un aparición cuando se habla del arte y el dinero. Todas las artistas somos precarias. Dinero, desigualdad y cuerpo se entrecruzan en las primeras frases de la conversación con la artista, al igual que sucede en esta performance. Tiremos de la madeja para captar lo que ha llevado a Flaca a realizarla. No hay riesgo. Se respaldan porque forman parte del acoplamiento.
De confiar, tontos, con lo que le gusta o no a quien lo escribe el gacetilla. Claro que. Sí hay que administrar las palabras en un anales que lo leen. Se agradece. A la autora, adeudar la agallas, de fechar esto, por dos motivos, el frontal la valiosa consultoría que nos aporta y que cada individuo lo valore como quiera, lo bis, cubo los tontos sin fronteras que confunden la libertad con el desenfreno, intentando traspasar esa barricada que es decir con admiración a ofender sin ninguna acreditación.