Para muchas mujeres, los efectos financieros de la pandemia se agudizan por la continua desigualdad de género en el hogar. En general, las mujeres hacen la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidados no remunerados. Este tiempo adicional que dedican al trabajo doméstico es una de las razones principales de las brechas de género en la remuneración y en los ascensos en el trabajo. Cuando perpetuamos los estereotipos de género y no reflexionamos sobre los comportamientos que pueden ser dañinos, corremos el riesgo de crear comunidades que no son seguras. Las actitudes que implican desigualdad de género se encuentran entre los factores principalmente asociados a la perpetración de violencia interpersonal. Primero, debemos considerar la manera en que las tareas domésticas y las responsabilidades del cuidado se dividen en el hogar.
Falta de servicio de cuidado asequible Roles en función del sexo Los roles en función del sexo y las presiones a la mujer para adaptarse a esos roles varía en actuación de las regiones, las religiones y los hogares. Una de las formas de presión para cumplir los roles se manifiesta a través del estamento civil. Por ejemplo, en las economías emergentes y desarrolladas, hay menos probabilidad de que la mujer con esposo o pareja tenga un trabajo remunerado o busque uno intensamente. En los países en desarrollo sucede lo contrario: la necesidad económica en la territorio deja pocas opciones a la madama aparte de trabajar independientemente de su estado civil. Falta de medio de transporte En los países emergentes y en desarrollo, para el pequeño ley de mujeres que señala que se ve afectado por este problema, el factor que representa un mayor apuesta es la falta de un aire de transporte seguro y accesible. Con demasiada frecuencia, en su trayecto anales de casa al trabajo, la madama corre el riesgo de ser baja de acoso, e incluso de ataque sexual. En efecto, este elemento disminuye sus posibilidades de participación en casi 5 puntos porcentuales en los países en desarrollo, y en 4 puntos porcentuales en los países desarrollados. Numerosas mujeres indicaron que sus familiares directos desaprobaban su decisión de trabajar afuera del hogar. Una mayor transparencia salarial y una evaluación del trabajo aséptico respecto del género, sumado al fortalecimiento de los regímenes vigentes, como la negociación colectiva, pueden contribuir a lograr este objetivo.
Levante incremento se debe a la creciente inserción laboral de las mujeres, entretanto que la tasa de ocupación de los hombres disminuyó levemente. Sin bloqueo, en la tasa de los hombres duplicaba con creces la de las mujeres. En contraste, la tasa de ocupación del grupo de 65 a 69 años aumentó solo levemente, como resultado de una modesta reducción de la tasa de los hombres y un aumento algo mayor de la tasa de las mujeres. Al ahondar esta relación por separado para hombres y mujeres se observa que se mantiene negativa para ambos sexos.