Luis tarda dos horas en dormirse. Mario sólo quiere jugar a pintarse las uñas, se pone mil gomas y coletas, usa una toalla para simular que tiene el pelo largo y le quita las faldas a su hermana para ponérselas él. En todo caso, que se vista como quiera… en casa. Cuando un bebé nace, el personal sanitario le mira los genitales y, habitualmente, sólo atendiendo a la forma que presentan se le asigna un sexo: niño, si ven un pene y un escroto cerrado, o niña, si ven una vulva. Es muy frecuente que el sexo asignado al nacer coincida con lo que las niñas y niños expresan, cuando a partir de los dos años aproximadamente, empiezan a decir de sí mismos, a través de la palabra o de los juegos. Pero como se trata solo de una coincidencia, en ocasiones no ocurre así. Y en esos momentos, empiezan los líos sobre qué responder y cómo actuar. Pero la realidad es que ha sido una cuestión de carambola que sus hermanas y hermanos se sientan a gusto con el sexo que les hemos asignado al nacer. Si queremos insistir en que dejen de decir esas cosas o dejen de hacer esas otras porque sus genitales tienen una u otra forma no conseguiremos producir un cambio en lo que expresan sentir.
Tengo confianza en que acabaremos consiguiéndolo. No ha sido este su caso y espera haber abierto un camino para que la gente vea que en mi deporte puede ser su auténtico yo. Cuando 'salí del armario' en el deporte, mi historia generó una inmensa atención. Se escribieron cosas sobre mí y entrevistas que hice que fueron muy positivas.